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Q2

LAURA GUTIÉRREZ VÁZQUEZ




Entre lo que me han dicho y lo que yo recuerdo...

Dice mi madre que ya me revolvía en su tripa cuando ella ponía a propósito uno de sus cassette o emisora de radio musical favorita, que me pasé el embarazo dando vueltas (bailando, según ella), y que por eso debe ser que nací del revés (lo que viene siendo "nacer de culo"), enredada con el cordón umbilical (¿vendrá de ahí mi fascinación por bailar con "enredos"?).

Con tres años, mi madre "pidió por favor" en una escuela de danza del barrio que me aceptasen a pasar de mi corta edad (ella no esperaba de aquella maestra que me enseñara a bailar, sino que simplemente me dejasen estar por allí "dando vueltas"...). Supongo que mi madre intuyó que yo empezaba a necesitar un espacio apropiado para dar rienda suelta a mis instintos... Cualquier programa musical en la tele servía de excusa para empezar a menearme cual una más del coro de bailarines que salían por detrás del cantante de turno (siempre me ha interesado más lo que pasa detrás que lo que sucede en primer plano...). Y en el parque siempre buscaba el artilugio más intrépido y la forma más extraña de subirme a él, para terminar en lo alto colgada cual murciélago si podía ser (¿será por eso de "subir hasta lo alto" que fue la escena de los barrenderos en los tejados de Mary Poppins la que sin duda más me entusiasmó de toda la peli?, y qué orgullosa me sentí cuando justamente fue esta escena la elegida para mi grupo en mi primer fin de curso en la escuela de baile, con escoba incluida...).






Yo era una, que cuando era un moco, no andaba, volteaba... (por la calle, con mis padres, no podía ir cogida de ambas manos, porque entonces empezaba a dar brincos y volteretas en el aire todo el camino usando sus brazos cual anillas de gimnasia deportiva...)



Pero además de retorcerme cual lombriz, me encantaba crear mundos... Si había algo en los parques infantiles que me fascinaba más que trepar como una araña hasta la cima más alta, eran los murales, aquellos dibujos fascinantes a todo color, que invadían las paredes cual un gran telón de fondo... aquellos fueron mis primeros teatros, mis primeros escenarios, jugando a que aquellos trazos eran mi mundo, en el cual yo tenía que desenmarañar mi película, mi historia, mi coreografía... Como en aquella escena de Mary Poppins (sin duda "la película" por antonomasia de mi infancia, ya habréis visto...), en donde saltan al cuadro y de pronto los dibujos se vuelven reales...